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Vuelven las enfermedades de la pobreza



NÉSTOR Y. SÁNCHEZ ISLAS


Cuando nos sentíamos tan seguros por el desarrollo tecnológico de la humanidad nos topamos con pared; enfermedades erradicas o controladas hace años están de vuelta, en Oaxaca y el mundo. La pandemia de Covid nos mostró lo vulnerables que somos ante la naturaleza. Cuando ella enfurece nosotros debemos correr para estar a salvo, sí podemos.

Los avances sanitarios en el último siglo han sido determinantes en la mejora de nuestras condiciones de vida. Gracias a ellos nuestro promedia de vida, y calidad de ésta, ha aumentado, siendo la sanidad una forma de medir el progreso de cada país.


Estamos despertando de la larga noche de la pandemia de Covid y ya estamos advertidos de que viene otra ola en camino. No sería tan preocupante puesto que las vacunas autorizadas por la OMS pueden protegernos de sus efectos mortales, sin embargo, gracias a las preferencias ideológicas y nada científicas del régimen hoy solo tenemos una vacuna cubana que nadie quiere, miles de ellas están caducando en los almacenes; dinero regalado a la dictadura.


Abandonados por el gobierno y en manos de personas antivacunas pudimos sobrevivir al Covid, aunque muy maltrechos en cuanto a economía. Hoy nos enfrentamos a más problemas de salud, problemas que pensamos superados hace tiempo están de vuelta. Las enfermedades de la pobreza vuelven a determinar la vida de gran parte de nosotros.

Como lo publica la prensa local y nacional. Oaxaca está en medio de una gran crisis de dengue, una enfermedad que tiene un alto grado de mortalidad. Esta enfermedad tropical que gracias al calentamiento global ha llegado a países que nunca la habían sufrido, es una de las llamadas enfermades de la pobreza, junto a la tuberculosis, las diarreas, cólera, sarampión y otras varias más. Pueden ser revertidas cuando el gobierno actúa y se ocupa del problema, pero nuestro gobierno está más ocupado en llenar al país de propaganda de su candidata.


La política de salud publica oficial, que es un decir porque no existe, ha dejado a millones de personas sin atención, sin vacunas y sin medicamentos. Gran parte de esa población ha sido empujada por el mismo gobierno a usar los sistemas privados de salud con el enorme impacto social que provoca el tener que vender sus bienes para sufragar una enfermedad. “Las instituciones desmanteladas y los servicios fragmentados y reducidos al mínimo no sirven para enfrentar situaciones de emergencia sanitaria”. (Las enfermedades de la pobreza. UNAM).


Tenemos en Oaxaca casos crecientes de tuberculosis y lepra, padecimientos indicativos de que la pobreza aumenta. Contrastan estos datos con la supuesta reducción de pobreza en el país. Ahí están los enfermos, no existen los otros datos, basta con darse una vuelta a los alrededores del Hospital Civil para abrir los ojos y darse cuenta que la gente durmiendo en las banquetas sobre cartones son un mejor indicador de que la pobreza no está erradicándose.


Vivimos un aumento de muertes infantiles y maternas, se agudiza la diabetes y la hipertensión, se dejan de aplicar vacunas que previenen la polio, la tuberculosis o el sarampión. Aquellas grandes campañas de vacunación que los neoliberales llevaron a cabo se terminaron porque ahora basta tener un par de “detentes” en la bolsa, y ser honrado, para enfrentar enfermedades mortales.

La precariedad a la que se está regresando a mucha gente que había subido un peldaño en la escalera de la movilidad social están provocando que su mala alimentación les provoque anemia, desnutrición malnutrición, depresión. Los tratamientos contra el VIH/Sida han dejado de entregarse con regularidad y se sabe de que hay nuevos casos de poliomielitis.

Nuestro gobierno estatal, ocupado también en la campaña de su corcholata favorita, aplica también el modito presidencial: 90% de lealtad y 10% eficacia. Por ello mismo, y es motivo de escándalo, han tratado de combatir el dengue con químicos caducados. Ha destinado más dinero en rentar inútiles salas de cine portátiles que en combatir las enfermedades que afectan más a quienes viven en pobreza.


Según un estudio de la UNAM, “la política y la ideología que priorizan lo individual y lo privado, subordinan lo público y plantean la resolución de las necesidades humanas a través del mercado, se ha consolidado con altos costos sociales y de salud que, si no son revertidos, colocarán a los ciudadanos en una situación de emergencia sanitaria.” (Enfermedades de la pobreza. UNAM).


Creyendo combatir la corrupción, el presidente y sus gobernadores desmantelaron el complejo sistema logístico de distribución de medicamentos. Hoy, a cambio, ofrecen crear un almacén central con “toooodas” las medicinas del mundo para ser enviadas a los hospitales del país cuando éstos las requieran.

Supongo que cuando una persona esté muriendo le pedirán que espere para que llegue desde la CDMX el medicamento que le salvará la vida. Salieron peor que los neoliberales.
nestoryuri@yahoo.com