Por Fernando Cruz López
En medio de la movilización que realiza la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en la Ciudad de México, vale la pena hacer un alto para separar la narrativa propagandística de los hechos concretos. Porque si bien el activismo magisterial mantiene presencia en la capital, lo cierto es que hablar de un “paro nacional” es, hasta ahora, una exageración.
Solo un estado, Oaxaca, ha paralizado totalmente sus actividades educativas. En el resto del país, la gran mayoría de las escuelas públicas están funcionando con normalidad. Esto pone en evidencia que la llamada “unidad nacional” de la CNTE no es tal, al menos no en los hechos. Y sin embargo, el eco mediático de sus acciones ha sido suficiente para que sus opositores políticos aprovechen la coyuntura para deslegitimar cualquier reclamo.
Ahora bien, tampoco puede ignorarse que esta administración federal ha hecho lo que ninguna otra: recibir directamente a la dirigencia nacional de la CNTE y atender sus demandas con funcionarios de primer nivel. De hecho, los propios dirigentes han reconocido que Morena ha sido el único gobierno que ha cedido a casi todas sus solicitudes anteriores. El problema actual no es de voluntad política, sino de límites presupuestales. No hay, sencillamente, condiciones financieras para otorgar el aumento salarial del 100% que exigen, por mucho que lo anhelen.
En este contexto, también es importante desmontar una narrativa que ha buscado poner presión sobre la presidenta, Claudia Sheinbaum, exigiendo que se siente a negociar directamente con los maestros. Pero los canales de diálogo están abiertos, las mesas están funcionando, y las autoridades responsables están presentes. No hay vacío de poder, ni falta de interlocución.
Otro punto a destacar es que las amenazas de boicot electoral para el próximo 1 de junio provienen de un sector reducido del magisterio. La inmensa mayoría de los maestros que hoy protestan no están en esa ruta. Están luchando por propuestas salariales, de seguridad social y justicia laboral, no por sabotajes. Confundir los fines de la base magisterial con las posturas radicales de unos cuantos sería caer, otra vez, en la trampa del sensacionalismo político.
Por eso, la CNTE ha pedido a la opinión pública no hacer eco de rumores infundados que sólo buscan agitar el conflicto. La dirigencia sabe que hay límites, pero también sabe que ha logrado avances históricos en esta administración. Y si algo ha aprendido el movimiento magisterial democrático, es que cuando se negocia con seriedad, se puede avanzar más que cuando se grita sin interlocutor…Sigame en X como@visionpolitica7