Liderazgo a prueba
Por: Fernando Cruz López.
A paso lento pero seguro, Enmanuel Navarro Jara ha comenzado a escribir su propia historia al frente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Oaxaca. Con apenas unos meses en el cargo, el joven dirigente ha emprendido una ruta de reorganización interna, apostando por la formación política y la reconciliación con distintos actores del partido.
Su gestión se ha caracterizado por el bajo perfil que maneja, pues sin grandes estridencias, ha mostrado consistencia en su desempeño: un segundo informe de actividades oportuno, gestos de apertura al diálogo con figuras como Alejandro Moreno y un impulso renovado a la capacitación ideológica a través del trabajo de su equipo político, el cual está también en formación.
Pero en la arena política oaxaqueña, el éxito nunca camina en línea recta o en terreno despejado, pues siempre hay quienes ponen trabas, dificultan el avance y buscan el fracaso de sus propios compañeros de partido.
Es por este tipo de “fuego amigo” que Navarro Jara enfrenta un tremendo reto que no se encuentra en la oposición, sino en el mismo partido, pues él exdirigente Benjamin Viveros insiste en meterse en temas del partido, pretendiendo tener un liderazgo paralelo, obstaculizando muchas veces el trabajo de quien dirige oficialmente Morena en Oaxaca.
Seguramente a Benjamín Viveros, actual presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso local no le dio tiempo limpiar el cochinero que tenía en Morena y ante el temor de que salgan a la luz varios temas financieros qué aún no aclara, opta por los golpes bajos, ahora utilizando recursos del congreso, poniéndole piedras a su sucesor, tratando de amedrentarlo, pero de todas las anomalías encontradas en Morena ya se enteró el Ejecutivo estatal.
Navarro Jara ha apostado por un estilo de conducción sobrio, técnico y menos mediático, pero eso no será suficiente si no logra construir su propio poder interno y crear una imagen propia, con un buen equipo de operadores políticos leales y sobre todo dar a conocer lo que se está haciendo en el partido en Oaxaca, para ello necesita más que informes: requiere territorios, operadores, alianzas y una narrativa que lo distinga claramente de su antecesor.
Morena está frente a un dilema: o permite que el partido en Oaxaca siga siendo rehén de ambiciones individuales o respalda una nueva generación de liderazgos que apuestan por la institucionalidad. Enmanuel Navarro aún tiene tiempo y capital político para inclinar la balanza, pero debe hacerlo pronto y con claridad. De lo contrario, su paso por la dirigencia podría terminar con su incipiente carrera política…Sígame en X como Visionpolitica7