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Geopolítica mexicana de ayer y hoy

Geopolítica mexicana de ayer y hoy

Oswaldo García Criollo

Dice la IA que la geopolítica contemporánea es el estudio de cómo la ubicación geográfica, los recursos estratégicos y el poder en cualquiera de sus manifestaciones, influyen en las relaciones internacionales y en la toma de decisiones de los Estados, de las asociaciones de países y aún de las grandes empresas de todo tipo. En la actualidad, abarca también dinámicas globales como la multipolaridad, la competencia tecnológica, los conflictos tradicionales e híbridos y el papel de actores no estatales, en un mundo interconectado y en constante transformación.

Sobre esta definición que me parece breve y acertada haré un análisis somero de la geopolítica mexicana desde la antigüedad, que abarcaría 4 grandes momentos: el Anáhuac, la Colonia, el siglo XIX, y el siglo XX. Es una revisión de grandes pinceladas para dar una idea de nuestra posición geopolítica a lo largo del tiempo. Lo que el historiador Braudel llama “el tiempo largo o de gran duración. Esto que planteo es todo un atrevimiento que quizá nadie ha hecho, pero que lo hago por motivos quizá de provocación y no de erudición, que no la tengo.

El Anáhuac se refiere a miles de años atrás, hasta la invasión de los castellanos españoles en 1519. Hablo de toda una civilización, una de las más importantes de la historia del mundo, comparada con las de China, India, Persia, Egipto, Grecia, Roma y muchas otras. Civilización de la que los propios mexicanos no tenemos idea clara de su dimensión y grandeza, salvo los especialistas mexicanos y extranjeros que han abrevado en su historia. La gran mayoría de los políticos mexicanos no saben de historia, por cierto.

La Colonia, la Nueva España que duró tres siglos y aunque parte del imperio español, tuvo una autonomía relativa que la hizo ser un conglomerado gigante de más de 5 millones de kilómetros cuadrados y que tuvo en las Filipinas una parte de Asia. Una colonia bajo la forma administrativa de un Virreinato en el que las limitaciones del poder central no le impidieron crecer y desarrollarse, a pesar de ser un centro periférico del imperio español sujeto a un dominio, expoliación y sometimiento.

El Siglo XIX, el primero del México independiente pleno de guerras internas, conflictos político ideológicos, invasiones y pérdida del territorio hasta quedar en 2 millones de kilómetros cuadrados. Gobiernos partidizados y en constante crisis, sujetos a los centros financieros externos, incapaces de institucionalizar su vida interna. Se dieron acontecimientos  como la separación de sus provincias centroamericanas y la pérdida de más de la mitad de su territorio apropiado por los Estados Unidos de América, potencia emergente que en el siglo XX afianzaría su predominio mundial superando a su matriz Inglaterra y europea.

El Siglo XX mexicano que se inicia en el Porfiriato, una época de estabilidad y prosperidad aunque también de desigualdad y contradicciones.  Sin embargo, el Porfiriato tuvo una geopolítica interesante y activa. Queda como hecho importante la emergencia de México como potencia media hispanoamericana y el rescate del presidente nicaragüense Zelaya en contraposición a los deseos del gobierno de los EUA. La Revolución Mexicana dará lugar a una estructura política y después de las dos guerras mundiales a un período de desarrollo y la presencia de nuestro país en foros mundiales, con una política exterior basada en principios y en ocasiones aplicada con prestigio.

Al final de los artículos estaría el análisis de lo que va del Siglo XXI en una nueva coyuntura geopolítica.  La notable influencia del TLC después convertido en Tmec, que según el especialista Alfredo Jalife nos metió en una jaula geopolítica dominada por Estados Unidos. Aquí sobresale la notable interdependencia económico financiera y el paraguas militar que nos cobija de su parte. Todavía podría ser importante una prospectiva futura de lo que puede pasar más adelante. El panorama luce gris. El paso de un mundo unipolar a otros multipolar es una coyuntura no fácil de aprovechar. No hay unidad nacional, condición necesaria para ir hacia adelante como país con relativa autonomía y progreso, además de planes de largo plazo que nos den perspectiva segura.