Por: Fernando Cruz López
En los próximos días se consumará el relevo en la presidencia del Poder Judicial, y si algo resulta preocupante no es únicamente el contexto político en que ocurre —entre presiones presupuestales, embates del Ejecutivo y reformas en puerta—, sino el perfil de quien asumirá el cargo más alto en uno de los tres poderes de la República.
Los antecedentes del próximo titular no son para presumir. Lejos de representar un contrapeso institucional, su trayectoria refleja más bien una cercanía incómoda con quienes hoy concentran el poder político en el país. Su ascenso no ha estado marcado por una trayectoria limpia en áreas jurídicas, ni por una defensa férrea de la autonomía judicial, sino por una larga lista de omisiones, posturas ambiguas y decisiones cuestionables que beneficiaron más al poder que a la justicia, traicionando muchas veces a las comunidades indígenas que decía defender.
En su paso por cargos clave, ha sido señalado por dilatar resoluciones que afectaban al oficialismo y por mantener una postura conveniente ante temas que requerían firmeza y claridad. La independencia judicial, que debería ser su bandera, ha sido sustituida por la obediencia discrecional. Y ese es el mayor peligro.
¿Qué podemos esperar ahora? Un Poder Judicial más dócil, más callado, más funcional al régimen que al mandato constitucional. Las señales son claras: el nuevo presidente no incomodará al poder, y eso, en tiempos de mayorías absolutas y reformas estructurales, no es un lujo que la democracia pueda darse.
El Poder Judicial está llamado a ser el último bastión de legalidad frente a los abusos del poder. Pero si su titular llega con la mano temblorosa, y un el expediente lleno de compromisos políticos, lo que se avecina no es un tiempo de justicia, sino de sumisión.
El país necesita jueces valientes, no operadores silenciosos. El Poder Judicial debe ser faro, no sombra. Pero mientras los nombramientos sigan respondiendo a intereses de partido y no a méritos jurídicos, la justicia seguirá siendo rehén del poder…Sígame en X como @visionpolitica7